Reminiscencia Nº3

5 de mayo de 1923.

Total: creo que se le debe de dar gusto al progresista hijo de Luís Mejía, para que así empecemos a tratar ese arroyo turbio, fuente de enfermedades, cuna principal de los zancudos y molestia del olfato. En apoyo a esa propuesta voy a decirles lo que se veía pasar un día de creciente por esas aguas mancilladas: una gallina muerta, un taburete viejo, un baúl, cuatro matas de plátano, un mostrador y un armario, seis damajuanas, un colchón, dos catres de tijera, una forja, una jaula, una vasija de higuerón, una lora, una gata pintada, tres o cuatro alpargatas barbudas, un árbol de higuerilla, dos esferas rotas, un zapato boquiabierto, el cadáver de un pero, un sombrero de copa, un Colombiano y un bonete.

Díganme ustedes si estos espectáculos merecen conservarse…

fragmento extraído del libro El almanaque de don Alonso Ballesteros 1921 – 1923, de Ricardo Uribe; a propósito de cubrir la quebrada Santa Elena, hoy Avenida La Playa.

Foto de archivo del @teatropablotobon

Deja un comentario