Memorias del Distrito

Entendemos la memoria y la historia como co-relatos del tiempo que inspiran a la creación artística en el territorio. La memoria, como la facultad de visitar el pasado para enriquecer los sentidos del presente y del futuro nos permite incidir sobre el tiempo y el espacio desde la estética y la imaginación. Éstas son las memorias de nuestro territorio, aquellas que  nos inspiran. 

En San Ignacio estrechamos lazos afectivos con la ciudad y sus habitantes desde hace más de 200 años, cuando se implementó el primer gran proyecto educativo de Medellín con la Escuela de las Primeras Letras en 1803 en el Conjunto Arquitectónico San Ignacio. Fue el mismo lugar que albergó el Colegio de la Villa de Medellín en 1810, el Colegio de Antioquia en 1823, la Universidad de Antioquia en 1871, el Colegio San Ignacio en 1885, el Colegio del Estado de Antioquia y la Escuela de Artes y Oficios en 1905.

En nuestra historia también sumamos 200 años de artes escénicas con la exhibición de la primera obra de teatro en Medellín: la Edad de la Inocencia en 1823 durante la inauguración del Colegio Antioquia en el edificio Claustro Comfama. También fuimos la cuna del grupo de teatro del Colegio San Ignacio, que perduró por más de 40 años, y de la Escuela de Teatro de Antioquia, fundada en 1970. Hoy contamos con la trayectoria de múltiples espacios de artes escénicas, tres de ellos: El Pequeño Teatro, el Teatro Popular de Medellín y el Teatro Matacandelas con más de 40 años de existencia.

Nuestro territorio tiene la huella de dos tranvías en la calle Ayacucho (1921 y 2016), y muchos años de bohemia con la zona de Guanteros y La Toma. Así, San Ignacio fue el corazón de la celebración musical con famosas fondas, fritanguerías, cafetines, prostíbulos, tertuliaderos, alambiques y bailaderos de porro, bolero, bambuco y tangos. Lugar para la fiesta, los corazones rotos y los enamorados. También conectaba la ciudad con campo, al ser el lugar de ingreso de alimentos, flores, sal y materias primas desde el Oriente antioqueño, lo que incluso propició la construcción de la Placita de Flórez en 1955.

El Distrito es un territorio de claustros, lugares donde el afuera se vive desde el interior del edificio y que hablan de la Medellín histórica: Claustro de las Hermanitas de los Pobres, Claustro Comfama, Claustro Paraninfo de la Universidad de Antioquia, Claustro de la Antigua Escuela de Derecho, Claustro de la Presentación. De igual forma, las construcciones icónicas que llenan de anécdotas el Distrito, fueron y son fuente de inspiración arquitectónica: El Palacio de Bellas Artes, Torres de Bomboná, Teatro Pablo Tobón Uribe, Puente de La Toma, Iglesia de San Ignacio, Iglesia de San José.